La lámpara Nákar es un espectacular colgante a medio camino entre en el inconfundible farolillo chino, la icónica lámpara Disa que Coderch imaginó en los años 50 y las también icónicas Tótem de LZF y Forestier.
Nákar, trenzada a mano con materiales naturales, rinde tributo a los tótems, objetos narradores de las historias de un lugar. Además, su caída natural quiere evocar los racimos de dátiles de la palmera canaria que tanto abundan en el entorno del hotel.
Como eje principal y fuente de luz se emplearon tubos de metacrilato blanco opal de 2,3 y 3,3 metros de longitud en cuyo interior se alberga una doble tira LED. Para las tulipas, algunas de 1m. de diámetro, se fabricaron armazones y se tejieron a mano con cinta plana de médula de ratán natural que posteriormente se pintaron a mano en colores blanco, ocre y verde. Debido a la fragilidad propia del ratán, se resolvieron totalmente desmontables, pero a la vez fáciles de montar en su emplazamiento.
Para suspender las 16 lámparas se emplearon cables de acero y tensores para regular la altura a 4m. del suelo. La altura de los techos -15m- y la dificultad de acceder a ellos en caso de mantenimiento, implicó su electrificación por encima de la cubierta.